sábado

RAZA

Estoy hecho un lío. Hace unos días fui al retiro a contar calvos. Al menos yo, encuentro en esto una forma de expansión similar a la que algunos encuentran el la religión. El caso, es que yo cuando me expando me entra sueño y se me abre la boca.
Al despertarme tenia la boca seca, y lo que es peor, me habían robado el alma. Yo no creo en el alma ni en la ortografía así que no le di importancia de entrada, pero de salida me indigne muchisimo. Exista o no, Mi alma era mía, además de personal e intransferible como el abonotransporte. No tenia intención de usarla pero siempre podía habérsela vendido al diablo, en el caso de que ese buen hombre siga dedicándose a esas menudencias. Lo dudo.
Me lance a la búsqueda de mi Grial personal. Enseguida vi claro mi objetivo. Los peruanos de las guitarritas. Estaba claro. Yo mismo les había oído decir entre canción y canción que querían salvar mi alma, aunque nunca pensé que quisieran salvarla de mi.
Me fui hacia uno de ellos, lo cogí por la solapa pero un policía salio al encuentro, ya que al verme con el peruano al hombro, se creyó inmerso en un crimen de raza y se le hizo la boca agua. Como no tenia tiempo de dar explicaciones omití el tema del alma. Me limite a meter la mano en su bragueta, la del peruano no la del policía y decirle, al policía no al peruano que eramos siameses y así era mas fácil andar. El agente prefirió no profundizar y se marchó. Lo solté y nos miramos a los ojos. Se llamaba Wilson. Le dije que me devolviera mi alma ipsofacto.Dije ipsofacto porque es una palabra que me encanta y tengo muy pocas posibilidades de usarla. Él me dijo que no la tenia,pero que podía ayudarme a conseguir una nueva. No quería una nueva. La mía estaba educada para no existir o al menos en su defecto, no molestar. Wilson sacó una guitarra de su bolsillo. Empezó a tocar. Tres guitarras y dos flautas aparecieron de la nada con sus respectivos peruanos y se sumaron a la melodía. Pensé en tirarlos al lago, pero la verdad es que la canción es pegadiza.

viernes

Mientras dormia

Estaba seguro. El sonido de la puerta de su casa al abrirse era inconfundible, sonaba a iglesia. Cada vez que metía la llave tenia la sensación de estar profanando un lugar sagrado, hasta el punto, de que en mas de una ocasión, había entrado en su casa con los ojos cerrados esperando aparecer en una catedral de la otra punta del mundo. Nunca había pasado. Detrás de la puerta de su casa permanecida impasible su casa, aunque el sonido lo desmintiese.
Por si acaso, al mismo tiempo que se limpiaba los pies en el felpudo se santiguaba. Pese su ateísmo madurado le gustaba ser políticamente correcto con estos temas. El hecho de no creer en Dios, no impide formar parte de el grupo de personas que lo temen y veneran. Había estudiado filosofía y teología para poder declararse abiertamente ateo y santiguase por si acaso.
El caso es que como Teólogo licenciado podía afirmar,con conocimiento de causa, que lo que le había despertado en mitad de la noche era el inconfundible sonido de una iglesia al abrirse. Como el techo que vio al abrir los ojos fue el de su habitación, llego a la conclusión de que era la puerta de su casa lo que había escuchado. Con el fin de demostrase a si mismo que había acertado, se dirigió a la entrada y sonrió satisfecho al ver la puerta abierta. Cuando el enmascarado desconocido surgió de entre las sombras no lo dio tiempo de quitar la sonrisa, estúpida por cierto, antes de que el estallido del revolver le obligara a cerrar los ojos mientras se santiguaba.
Al abrirlos y ver al hombre con barba, que mas tarde se presentaría como San Pedro, junto a una puerta que le recordaba extrañamente a la suya, se alegro de haber estudiado teología y no veterinaria como su madre había insistido.

jueves

Alex hoy quiere destrozar algo hermoso.
Bob, el puto Bob ha muerto.
Paradick lamia, Ludovico y Silberback no están para ayudarle.
Alex Hoy tendrá que mancharse las manos.

YA TENGO CLUB DE FANS EN FACEBOOK

YAtenggo club de fans en facebook
Solo faltan los fans.


http://www.facebook.com/home.php?#/pages/Alex-Lopez/46315669126?ref=ts

domingo

Paradick Lamia esputó contra la puerta,
cerrada frente su cara,
el odio masticado.
Esperó.
Cuando resbalando por la madera llegó al suelo,

se giró
y empezó de cero.

martes

Delatado por el movimiento nervioso de su pie, levantó la cabeza para mirarlo. Nada. Inerte. Contando de cabeza aguantó la respiración hasta llegar a treinta y tres. Exhaló y levantó la cabeza para mirarlo. Nada. Apretó su espalda contra la pared contando en silencio, esperando que algo ocurriera. Ese algo no ocurrió. Se acerco para mirarlo mas de cerca. Inmóvil. Rígido. Lo tocó con la punta de los dedos. Nada. Lo agarró con la mano. Apretó. Todo siguió igual. Recorrió la habitación nervioso intentando no mirarlo, duro y despiadadamente quieto. Necesitaba tiempo. Tiempo para que algo ocurriera. El silencio estéril le pitaba en los oídos. Acercó su cabeza buscando algún sonido. No podía comprender. Confundido, solo podía esperar. No sabia solo esperar. Desesperado, lo agarró y lo acercó a su cara. Todo parecía estar bien. No podía comprender. Todo parecía estar bien. Tenia cobertura y batería. No podía comprender porque su teléfono seguía sin sonar..

Amores

Desde hace tres estaciones, no puedo dejar de mirar a la mujer que va sentada delante mía y que no puede dejar de mirarme. Yo no puedo dejar de mirarla porque creo haber encontrado la definición de fealdad hecha mujer. Ella no puede dejar de mirarme porque sabe porqué la miro. En si misma, concepto intrínseco de belleza invertida. Ella lo sabe. Sus ojos la delatan. Lo sabe, pero no se resigna. Como si por hacérselo creer a si misma, repitiéndose que no es fea, una y otra vez, mientras choca los talones de sus zapatos de rubí, fuera a dejar de parecer la bruja mala del cuento. No creo que existan zapatos tan poderosos. No me gusta recrearme en los defecto del prójimo. Mentira. Me encanta, pero no con tanto detalle. Algo en su rostro impúdico me tiene atrapado desde hace tres estaciones. Creo que me estoy enamorando.

domingo

Bajo tierra

Como si se le hubieran acabado las pilas el vagón del metro se detuvo en mitad del túnel.
Supongo que el resto del tren habría echo lo mismo, pero lo cierto era que no podía asegurarlo.
Resignado , clavo la mirada en la ventana del vagón, que me ofrece una visión completa de la nada mas absoluta.